La pesada herencia que deja Bonadio a sus aliados
En medio de los problemas de salud del controvertido juez Claudio Bonadio, y tras su pedido de licencia para realizarse una serie de estudios médicos, volvieron a sonar con fuerza las versiones acerca de una inminente jubilación.
Como se recordará, el magistrado que ocupa la mayor parte de su tiempo en armar causas contra Cristina Kirchner y los funcionarios de su gobierno había iniciado los trámites hace dos años, y hoy ya está en condiciones de retirarse con ese beneficio.
Los temas de salud y el actual escenario político, que augura la posibilidad de que llegue un gobierno de distinto signo, son factores que hicieron recrudecer las especulaciones sobre el eventual paso al costado del cuestionado juez de la servilleta, que él ha tenido la precaución de no confirmar ni desmentir.
Caballo de Troya
Pero lo que genera temor en sus aliados es la pesada herencia que dejaría Bonadio si saltara del barco. Sucede que las causas que se dispone a elevar a juicio oral, especialmente la de las fotocopias, son una especie de caballo de Troya que puede detonar en perjuicio de quienes lo estimularon y aplaudieron ante cada procesamiento, cada llamado a indagatoria y cada orden de detención.
Según coinciden juristas que se ubican a ambos lados de la tan mentada grieta, hay grandes probabilidades de que la causa en la que más expectativas tienen depositadas las huestes macristas se malogre cuando, luego de la elevación a juicio, sea objeto de pedidos de nulidad muy bien fundamentados.
Esto ocurre a causa de las notorias fallas procesales en las que incurrieron tanto Bonadio como el fiscal Stornelli, hoy además imputado en la causa por espionaje ilegal que se tramita en el juzgado federal de Dolores, y para colmo en rebeldía por no presentarse a declarar.
Aprietes y descuidos
La falta de filmación de las declaraciones de los arrepentidos, los aprietes para que los acusados orientaran sus acusaciones contra Cristina Kirchner y las prisiones preventivas ostensiblemente arbitrarias lesionaron de manera prácticamente insalvable la investigación. Sin mencionar que nunca pudieron explicar cómo permitieron que desaparezcan los supuestos cuadernos de cuya existencia tenían conocimiento desde hacía varios meses tanto el fiscal como el juez.
De este modo, la presunta gran investigación sobre corrupción en la obra pública podría desvanecerse en la siguiente instancia como consecuencia de todos los desmanejos del magistrado. Por ese motivo, la preocupación en los despachos oficiales es doble: por los rumores sobre su jubilación y por ese problemático legado que dejaría a sus espaldas.