Para debatir: ¿fue realmente Néstor mejor presidente que Cristina?
En general, en todo “ranking” de presidentes democráticos desde 1983 a la fecha que se esboza, ya sea de un lado de la grieta o del otro, el gobierno de Néstor Kirchner suele aparecer mejor calificado que los de Cristina.
Los antikirchneristas colocan a ambos bien abajo, pero rescatan una supuesta “racionalidad” de Néstor o le reconocen haber recibido una situación económica difícil. En tanto, los kirchneristas, sin tanta unanimidad, suelen colocarlo al tope de las preferencias, relegando a Cristina al segundo lugar.
Se pueden decir, en ese debate fraternal, entre “propios”, muchas cosas para argumentar por qué se considera mejor el gobierno de uno o de otra. Son razones conocidas: en favor de él, sacarnos del infierno, la primera renegociación de la deuda, haber puesto la economía en marcha y sentar las bases para lo que vino después; en favor de ella, muchas medidas como la AUH, la recuperación de YPF y Aerolíneas o el fin de la estafa de las AFJP, entre otras.
Sin embargo, queda la sensación de que Néstor logró llevar a buen puerto sin contratiempos su mandato, mientras que Cristina llegó con mucho menos holgura. En lo político, porque su partido no pudo conservar el poder y porque no consiguió erigirse en conductora de todo el peronismo. En lo económico, por la inflación, el estancamiento de la economía sobre el final, los problemas con el dólar.
También en este sentido suelen mencionarse “atenuantes” para Cristina: la propia pérdida de Néstor, tener a Clarín en contra, la crisis financiera internacional de 2008 o la caída del precio de la soja.
Pero entre esos “atenuantes” casi siempre se olvida un detalle fundamental: de todos los presidentes de la actual etapa democrática, Cristina fue la única que no tuvo un “período de gracia”, ese tramo inicial de cualquier gobierno que se prolonga por varios meses luego de asumir, en el cual cuenta con un margen mayor para avanzar y tomar decisiones.
Ese período de gracia es más intenso cuando el nuevo gobierno contrasta mucho con el anterior o viene a terminar un período político agotado. Lo tuvo Alfonsín al suceder a la dictadura genocida, lo tuvo Menem que llegó tras la debacle alfonsinista con saqueos e hiperinflación, lo tuvo De la Rúa que desplazó a un menemismo muy desprestigiado y con fuertes denuncias de corrupción, lo tuvo Kirchner al asumir tras la mayor crisis económica de las últimas décadas, y lo tuvo Macri, que en su campaña había logrado convencer a muchos de que el país de Cristina estaba a punto de estrellarse vaya a saber con qué.
¿Por qué no lo tuvo Cristina? En primer lugar porque sus dos gobiernos sucedieron a otro del mismo signo: el primero, al de Néstor; el segundo, al primero de ella misma. No contó entonces a su favor con el impulso del cambio de rumbo, de “lo nuevo”, del contraste con lo que se viene denostando.
De todos modos, un período de gobierno que comienza siempre trae ciertas expectativas favorables que ayudan a transitar con más margen el primer año. Por distintas razones, Cristina tampoco pudo gozar de esa circunstancia en ninguno de sus dos mandatos.
En el primero, a solo tres meses de haber asumido, se desató el conflicto por la famosa Resolución 125 pergeñada por el polifuncional Martín Lousteau. Conflicto al cual se subieron los principales medios de comunicación y que marcó el divorcio definitivo del kirchnerismo y Clarín, lo cual potenció el clima que se viviría de allí en más, que no se pareció ni por asomo a un período de gracia.
El segundo mandato de Cristina llegó en medio de una brutal fuga de divisas. Los mercados no esperaron ni siquiera a que reasumiera, y esto obligó a implementar restricciones cambiarias que pronto fueron denominadas “cepo” y convertidas en un caballito de batalla por parte de la oposición política y mediática.
Además, poco más de dos meses después de haber comenzado este segundo mandato, una formación del tren Sarmiento no frenó al llegar a la terminal de Once provocando una tragedia que se llevó 51 vidas. Las sospechas sobre este hecho son muchas, pero la verdad nunca pudo saberse. Entre otras razones, porque la causa cayó en la nebulosa del Juzgado Federal Nº 11 que maneja el singular magistrado Claudio Bonadio.
Poco tiempo después, en abril de 2012, salió al aire por primera vez PPT, el programa de TV conducido por Jorge Lanata, que montado sobre la causa judicial armada contra Amado Boudou y otras operaciones que fueron sucediéndose con el correr de los meses y años, se dedicó metódicamente a desgastar la imagen de la presidenta y de su gobierno montado sobre los 300 medios del Grupo Clarín más los de sus aliados.
Pero eso ya es otra historia, también conocida. Para volver al origen de estas reflexiones, la idea central en definitiva es: cuando comparamos los gobiernos de Néstor y Cristina, no olvidemos poner en la balanza que, por distintas razones, ella fue la única presidenta desde 1983 que no contó con ese período de gracia que tanto valoran los presidentes. Como dice el título: para debatir.
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