El peor final para la patriada televisiva de la bióloga

La participación de la investigadora del Conicet Marina Simian en el programa de TV «Yo quiero ser millonario», que conduce Santiago del Moro por Telefe, fue sin dudas uno de los temas de las últimas horas en los medios y en las redes sociales.

El solo hecho de que los científicos deban implementar estas medidas «heterodoxas» para financiar sus trabajos ante el abandono del gobierno nacional es ya de por sí algo para lamentar.

Sin embargo, parecía que los $500.000 que ganó Simian respondiendo preguntas le daban una especie de final feliz a la movida, pese a que ella misma aclaró que no es una suma demasiado significativa dentro de lo que las investigaciones requieren. Recordemos que dirige un grupo cuyo trabajo consiste en desarrollar terapias para combatir el cáncer.

Pero la obtención de los $500.000 no fue el último episodio de su incursión televisiva. Porque después vinieron todas las repercusiones. Y allí el sabor amargo llegó para quedarse como sensación final de toda esta historia.

¿Por qué? Porque a raíz de lo sucedido, funcionarios nacionales fueron lógicamente consultados, y las respuestas que dieron fueron lo que no queríamos escuchar. Especialmente lo que declaró el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

Sincericidio

En una entrevista que dio a la radio Metro 95.1, Frigerio no tuvo empacho en confesar que la ciencia no es prioridad para su gobierno. Por supuesto que es algo que se percibe claramente desde que asumió Mauricio Macri, pero admitirlo explícitamente denota que ni siquiera les interesa mantener las apariencias.

Lejos de negar el desfinanciamiento de la ciencia, Frigerio se limitó a contestar que “es muy importante ponerse de acuerdo en cuáles son las prioridades de la Argentina”.

Repreguntado ante lo que implicaba esa declaración, señaló: “Cuando uno discute prioridades también tiene que discutir qué cosas no son prioritarias para el país, porque nosotros tenemos que hacer un esfuerzo para dejar de vivir de prestado”.

Como si no fuera suficiente, y ante la insistencia de sus interlocutores, lanzó: “Creo que es una buena discusión que nos debemos los argentinos: saber en qué cosas tenemos que invertir, debatir qué cosas dejan de ser prioridad».

Para el gobierno la ciencia nunca fue prioridad, pero ahora resulta que quieren aprovechar este episodio para «blanquearlo», otra típica costumbre macrista.

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