Con Stolbizer sí, con el PJ no: el peronómetro más loco del mundo
La candidatura presidencial de Alberto Fernández modificó sensiblemente el panorama político que se va configurando de cara a las elecciones de agosto y octubre, donde se definirá el sucesor del actual mandatario, Mauricio Macri.
Entre las consecuencias más inmediatas y visibles pudo observarse la adhesión de casi la totalidad de los gobernadores justicialistas, la disposición de Sergio Massa al diálogo y las señales provenientes de otros sectores como la CGT, que piden llegar a los comicios con un peronismo unido.
Ante la falta de envergadura política de dirigentes como Miguel Ángel Pichetto o Juan Manuel Urtubey, la gran esperanza de quienes desean evitar que esa unidad del peronismo se concrete es la posibilidad de que el reelecto gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, mantenga la intención de armar una propuesta electoral por fuera del frente que se va conformando en torno al Partido Justicialista y Unidad Ciudadana.
Y si bien queda un largo trecho por recorrer, las primeras manifestaciones de Schiaretti marchan en ese sentido. Consultado al respecto, confirmó su voluntad de negarse a ir a una PASO donde los postulantes de Alternativa Federal compitan contra el resto del peronismo.
Lo curioso es que mientras, en nombre del «peronismo federal, democrático y republicano», sostiene esa cerrada negativa a negociar con el Partido Justicialista, Schiaretti abre las puertas a dirigentes como el socialista Miguel Lifschitz o la ya inclasificable Margarita Stolbizer.
No existe un peronómetro bueno, porque cualquier intento de determinar quién es más peronista o menos peronista va contra la propia naturaleza del movimiento. Sin embargo, estar más dispuesto a acordar con quienes siempre se han colocado lejos del peronismo que con sus propios integrantes va justo en el sentido contrario de las intenciones que se declaman.
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